miércoles, 18 de junio de 2008

SÍSIFO, EL OBEDIENTE…

Cuando nos encontramos con varios conocidos, la charla surge sobre las realidades de nuestro país, los momentos vividos, la sociedad en la cual actuamos, en una palabra como somos.

Siempre caemos en las mismas discusiones o la repetición de hechos del pasado, que no podemos asumir o las dificultades que tampoco sabemos de donde provienen, ¿seremos nosotros?

Uno de los amigos, “Luis, el remolcador” reflexionaba lo siguiente:

“recuerdo haber leído sobre la antigua cultura griega, cuyo personaje central se llamaba Sísifo.

El personaje central de esta historia, quien era una persona común y corriente a quien el emperador, a cambio de su protección, le había asignado una tarea.

Ella consistía en que Sísifo llevara a hombros una pesada piedra redonda hasta la cima de la montaña, cercana a la ciudad.

El obediente Sísifo recorría el camino de subida con la enorme piedra al hombro, pero cuando la depositaba en el suelo, la piedra rodaba hacia abajo y quedaba nuevamente en el llano.

Otra vez, el obediente personaje, cargaba la piedra al hombro y repetía su camino a la cima, y nuevamente al depositarla en el suelo, la piedra, caprichosamente rodaba hasta la base de la montaña.

Así, nuestro obediente Sísifo, repetía la acción todos los días, todos los meses, de todos los años.

Parecía ser feliz, porque de esa manera lograba la protección del amo, pero en realidad no era feliz, era un estúpido”.

Entonces cabe preguntarnos, ¿somos como Sísifo?, que creyéndonos felices en realidad somos idiotas.

Claro que dándole al concepto una interpretación filosófica y de lógica, podríamos discutir si “todos los felices son idiotas o todos los idiotas son felices”.

Evidentemente resulta muy difícil que una comunidad o una provincia o una nación progresen y se desarrolle, cuando el “dirigente” no “dirige”, el “funcionario” no “funciona” y el “vecino” no “exige”.

El futuro es como el horizonte, una línea frente nuestro a la cual nunca se llega pero hacia la cual debemos dirigir nuestros mejores esfuerzos.

Como no soy funcionario ni dirigente, he decidido, en este marco, convocarme a mi mismo, esperanzado en que alguien me siga.

¿Y por que?

“Porque puedo estar equivocado, o acertado, puedo ser o no ser, puedo ser común o salir de lo común, puedo ser un loco, un revolucionario, un conservador, puedo ser de derecha, de centro o de izquierda, pero me resisto, si me resisto con toda mis fuerzas a ser Sísifo, aun rechazando con la absoluta tranquilidad de ser un idiota”.

Firmado: “Luís, el remolcador”

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