Se necesita un plan de sintonía fina entre autoridades y el Poder Judicial
Por Miguel Correa*
El maquillaje a que se ha sometido a Necochea y Quequén en materia de
seguridad tiene fecha de vencimiento. Será cuando desde otras ciudades,
de donde han venido los refuerzos policiales, demanden el regreso de sus
uniformados a sus destinos originarios.
Hasta entonces habrá mayor cantidad de hombres de la bonaerense
patrullando o de rondin, circulando en parejas de motociclistas, y
controlando la documentación vehicular en sectores de la ciudad.
Podrá decirse como contrapartida que se habilitó hace pocas horas la posta
de seguridad en el barrio Nueve de Julio. Que en pocas semanas se abrirán
las ofertas para la construcción del edificio de la alcaidía. Y que el nuevo
jefe departamental ha venido manteniendo una férrea actividad al frente
de la fuerza.
Nada que discutir, pero ¿las medidas de fondo cuando llegarán? Porque
hasta ahora todo esto es maquillaje.
El ministro de Seguridad y Justicia Ricardo Casal prometió estar
nuevamente en Necochea el venidero 17 o 18 de agosto. Seguramente a su
arribo hará una serie de elogios a todo lo efectuado hasta ahora. Pero es la
típica visión del vaso medio lleno o medio vacío.
La inseguridad no sólo se va a recuperar con estas medidas parche, sino
con verdaderas políticas implementadas desde la Provincia y ajustadas con
la realidad de quienes son los responsables del Ejecutivo municipal y el
Poder Judicial.
Y de políticas de seguridad poco, o nada se ha hablado hasta ahora. El
resistido secretario de seguridad local sigue en el cargo, mientras que el
comisario mayor César Pardo fue desplazado cuando la gente coincidía en
elogiar el trabajo policial hace tres semanas. Es decir se cortó el hilo por lo
más delgado y saltó el fusible (léase César Pardo).
Tampoco es solución remplazar al secretario de seguridad. Sí sería
oportuno y urgente empezar a solucionar cuestiones atinentes a la
seguridad si se dispusiera de un plan de real y efectivo cumplimiento. No
será con la llegada (¿alguna vez sucederá?) de los nuevos 13 móviles, ni
con seis motociclistas dando vueltas por la ciudad como se reducirán los
índices delictivos.
Sí se podrá modificar el preocupante si hay un programa lanzado desde el
Ejecutivo, en sintonía fina con la Justicia local. Asegurar que los
reincidentes o reiterantes en el delito sean controlados por el Patronato de
Liberados.
Que los jueces apliquen la misma picardía de los defensores de los
mal viviente que les permiten salir en minutos de las comisarías, y así
encerrarlos con un código de procedimientos que posibilita estas acciones
más ejemplarizadoras.
En definitiva no basta con el lápiz labial y el colorete para las mejillas
dibujando un maquillaje para pasar el mal rato.
Necochea, Quequén, el interior, su gente, merecen acciones serias,
responsables y el compromiso concreto de sus autoridades en materia de
seguridad. Ubicar a las personas mejor preparadas para la función. Que
sepan de qué hablan y cómo proceder ante los delincuentes. Que lleven
adelante programas que vayan mucho más allá de un maquillaje
momentáneo.
Que contemplen un amplio abanico de medidas que se pueden implementar
a corto, mediano y largo plazo. Que nos permitan recuperar buena parte
de la seguridad perdida. Y que no es imposible para una vecindad como la
nuestra si hay un plan de seguridad abarcativo y la decisión de ponerlo en
marcha entre funcionarios y justicia.
*Periodista y Analista en Seguridad
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