miércoles, 8 de agosto de 2012

Maquillaje para la seguridad



Se necesita un plan de sintonía fina 
entre autoridades y el Poder Judicial

Por Miguel Correa*



El maquillaje a que se ha sometido a Necochea y Quequén en materia de

seguridad tiene fecha de vencimiento. Será cuando desde otras ciudades, 

de donde han venido los refuerzos policiales, demanden el regreso de sus 

uniformados a sus destinos originarios.

Hasta entonces habrá mayor cantidad de hombres de la bonaerense 

patrullando o de rondin, circulando en parejas de motociclistas, y 

controlando la documentación vehicular en sectores de la ciudad.

Podrá decirse como contrapartida que se habilitó hace pocas horas la posta 

de seguridad en el barrio Nueve de Julio. Que en pocas semanas se abrirán 

las ofertas para la construcción del edificio de la alcaidía. Y que el nuevo 

jefe departamental ha venido manteniendo una férrea actividad al frente 

de la fuerza.

Nada que discutir, pero ¿las medidas de fondo cuando llegarán? Porque 

hasta ahora todo esto es maquillaje.

El ministro de Seguridad y Justicia Ricardo Casal prometió estar 

nuevamente en Necochea el venidero 17 o 18 de agosto. Seguramente a su 

arribo hará una serie de elogios a todo lo efectuado hasta ahora. Pero es la 

típica visión del vaso medio lleno o medio vacío.

La inseguridad no sólo se va a recuperar con estas medidas parche, sino 

con verdaderas políticas implementadas desde la Provincia y ajustadas con 

la realidad de quienes son los responsables del Ejecutivo municipal y el 

Poder Judicial.

Y de políticas de seguridad poco, o nada se ha hablado hasta ahora. El 

resistido secretario de seguridad local sigue en el cargo, mientras que el 

comisario mayor César Pardo fue desplazado cuando la gente coincidía en 

elogiar el trabajo policial hace tres semanas. Es decir se cortó el hilo por lo 

más delgado y saltó el fusible (léase César Pardo).

Tampoco es solución remplazar al secretario de seguridad. Sí sería 

oportuno y urgente empezar a solucionar cuestiones atinentes a la 

seguridad si se dispusiera de un plan de real y efectivo cumplimiento. No 

será con la llegada (¿alguna vez sucederá?) de los nuevos 13 móviles, ni 

con seis motociclistas dando vueltas por la ciudad como se reducirán los 

índices delictivos.

Sí se podrá modificar el preocupante si hay un programa lanzado desde el 

Ejecutivo, en sintonía fina con la Justicia local. Asegurar que los 

reincidentes o reiterantes en el delito sean controlados por el Patronato de 

Liberados. 

Que los jueces apliquen la misma picardía de los defensores de los 

mal viviente que les permiten salir en minutos de las comisarías, y así 

encerrarlos con un código de procedimientos que posibilita estas acciones 

más ejemplarizadoras.

En definitiva no basta con el lápiz labial y el colorete para las mejillas 

dibujando un maquillaje para pasar el mal rato.

Necochea, Quequén, el interior, su gente, merecen acciones serias, 

responsables y el compromiso concreto de sus autoridades en materia de 

seguridad. Ubicar a las personas mejor preparadas para la función. Que 

sepan de qué hablan y cómo proceder ante los delincuentes. Que lleven 

adelante programas que vayan mucho más allá de un maquillaje 

momentáneo.

Que contemplen un amplio abanico de medidas que se pueden implementar 

a corto, mediano y largo plazo. Que nos permitan recuperar buena parte 

de la seguridad perdida. Y que no es imposible para una vecindad como la 

nuestra si hay un plan de seguridad abarcativo y la decisión de ponerlo en 

marcha entre funcionarios y justicia.

*Periodista y Analista en Seguridad



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