Los verdaderos periodistas –del cual me excluyo- debe ser la búsqueda de la verdad, por sobre la seguridad de su empleo y seguramente por encima de sus mejoras económicas.
En un conglomerado de tanta información, muchas veces manipulada y en contadas ocasiones -por suerte-
no, el trabajo de los periodistas, reporteros, cronistas, redactores, editorialistas, etc., se transforma en vital, indispensable para la sociedad.
De alguna manera, son los garantes de la democracia, sin ella ésta no es posible sin una información veraz.
Se puede discutir que la prensa sea o no el cuarto poder, pero de lo que no cabe duda alguna, es que su control es imprescindible para los grupos de poder que intentan manejar –el todo- para beneficio propio.
No se puede hoy en dia, buscar la verdad simplemente tomando la información que nos llega por intermedio de las agencias de noticias.
Necesitan convertirse en auténticos “perros de caza”, en verdaderos “sabuesos”, para ser capaz de “oler” lo que queda velado a los ojos.
Cada uno de los estos “profesionales” que ejercen hoy en día tienen la capacidad de ser un auténticos periodistas. Tan solo por cumplir con esta apasionante labor, muchas veces se les impone la dote de personas "non gratas".
Sin embargo su misión es la de informar de manera objetiva sobre lo que ven u ocurre. Según el tono en el que lo haga, el periodista puede elogiar, alabar, transmitir de manera esterilizada datos o denunciar hechos y acontecimientos reales.
Es precisamente por ello, que el informador se convierte en un verdadero problema para cualquier demagogo que pretenda mantener cierto ocultamiento de la información.
Un conocido periodista quien también incursiono en la política Francisco Martínez de la Vega, de nacionalidad mexicana indicaba: “una critica política abierta a todas las corrientes ideológicas, sin censuras ni conveniencias, puede ser un factor de garantía de reformas progresistas, de evolución conveniente, sin choques tempestuosos ni irresponsables vehemencias. Alcanzar esa función es la más noble aspiración del periodismo político”.
Parece que todavía queda mucho para llegar hasta ella. Sobre manera en nuestro territorio, donde los pseudos políticos para decir “sus verdades” intimen, presionen e incluso difamen, a quienes desde la prensa, con honesta opinión intelectual les digan “la verdad” a la sociedad que ellos deberían representar.
Sé que es imposible convencer al mentiroso, por medio de sus editoriales, que pueda aunar multitudes detrás de si. La masa, el pueblo, el ciudadano… recuerda el pasado de cada uno.
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