lunes, 11 de febrero de 2013

Poniendo la otra mejilla



Siendo muy joven –esto fue hace casi medio siglo – existía una seria televisiva –en blanco y negro- llamada Kung Fu. Su protagonista Kwai Chang Caine interpretada por el inolvidable David Carradine, un monje shaolin (que es un monasterio o templo budista) quien durante cada capítulo se lo pasaba “poniendo la otra mejilla”, salvo en los últimos minutos de cada serie.

Siempre en situaciones en las que era discriminado, maltratado o perseguido, ponía su mejilla para ser golpeado.

La violencia que debía imprimirle a cada capítulo, solo era justificada porque el 90 % del mismo, como dice San Mateo 5.38-39 en La Biblia:   “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”

Despertaba nuestra sincera admiración ante la indiscutible sabiduría e ilimitado autocontrol de este hombre, que finalmente colmaba también nuestra “necesidad de justicia”, sin la cual la serie no habría tenido éxito.

Por aquel entonces creía que ante cada agresión “poniendo la otra mejilla”, era el ideal prácticamente imposible de alcanzar, que sería lo correcto pero también, en la realidad, solo se puede alcanzar si uno fuera un ser excepcional.

Esto último es precisamente la exigencia que escuchamos en el Honorable Concejo Deliberante, por parte de los doce concejales minutos antes de destituir al Intendente de Necochea Profesor HoracioTellechea.

Se pretendía que el mismo solo pusiera la otra mejilla como tantas veces lo ha hecho. Porque durante su campaña electoral fue perseguido, maltratado, ofendido, y amenazado una y otra vez.

Es más, hace escasos días el Concejal Luciano Lescano hizo público la persecución que se le ha hecho a su familia y en especial a su hijo. Tanto es así que actualmente él debe vivir alejado de su familia y fuera de la provincia de Buenos Aires.

Además por todos los medios disponibles, se lo ha maltrato con vituperios como corrupto, poli grillo, ladrón, títere, inoperante, etc., etc…

Que más se le puede pedir a un hombre?

En mi caso soy de perder los estribos por situaciones sumamente insignificantes a comparación de lo enumerado. Enojarme porque algunos llaman a los auspiciantes para bajar una pauta o por decir mentiras sobre mi proceder o simplemente por asegurar sobre hechos que no fueron reales.

Sin embargo a los doce apóstoles de satanás, no les tembló la voz para exigir del “hombre”, lo que cada uno de ellos, ante similar situación hubiesen defendido.

Luego de poner las “dos mejillas”….solo se defendió como lo hacen los hombres transparentes, con la palabra, sin contestar a la violencia recibida.



0 comentarios:

Compartir

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More